Santa Fe, Colón: un paraíso escondido en el Caribe hondureño
- Maynor Moncada Funez
- 8 jun
- 3 Min. de lectura
A orillas del mar Caribe, escondido entre la vegetación costera del departamento de Colón y el eco de los tambores ancestrales, se encuentra el municipio de Santa Fe. Un lugar que no solo enamora con sus paisajes, sino que despierta un profundo sentido de pertenencia en quienes lo visitan. Conocido por sus playas de arena clara, su gente hospitalaria y una identidad cultural profundamente arraigada, Santa Fe se ha convertido en una joya del turismo sostenible y comunitario en el norte de Honduras.

Llegar a Santa Fe es recorrer un camino de palmas y colinas, es dejar atrás el ruido de la ciudad para sumergirse en la calma de la naturaleza y el ritmo pausado de una comunidad que aún conversa al caer la tarde, que cocina con leña y canta con la memoria. El mar se presenta majestuoso, sereno y transparente.
Las olas parecen entender el carácter de su gente: fuertes pero pacientes, firmes pero sabias. Santa Fe no necesita ser un destino lujoso para brillar; su riqueza está en lo esencial, en lo que no se compra ni se construye con prisa. Su mayor tesoro es su gente, en especial la comunidad garífuna, que ha sido pilar de identidad, resistencia y desarrollo.

El pueblo garífuna de Santa Fe no solo conserva sus tradiciones, sino que las vive y las comparte. En cada vivienda, en cada platillo típico, en cada tambor que suena en las celebraciones, se respira una herencia que ha sobrevivido siglos de desplazamiento y lucha. La lengua garífuna aún se escucha con orgullo entre los mayores, y los jóvenes participan en los bailes y cantos como una forma de reafirmar su legado.
Para ellos, el turismo no es solo una fuente de ingresos, sino una oportunidad para contar su historia desde su propia voz. Visitar Santa Fe es encontrarse con una cultura viva que ha aprendido a convivir con el turismo sin sacrificar su esencia.

En los últimos años, Santa Fe ha fortalecido su apuesta por el turismo comunitario. Muchas familias ofrecen alojamiento en cabañas ecológicas o casas de huéspedes frente al mar. Las caminatas por senderos naturales, los paseos en cayuco por el río Coco, la visita a los espacios sagrados de la comunidad y la degustación de platos típicos como la machuca, el tapado o el pan de coco hacen que cada experiencia en Santa Fe sea íntima, auténtica y profundamente humana.
Aquí no se viene solo a vacacionar, se viene a aprender, a conectar y a valorar lo que significa vivir en armonía con la tierra y con la historia. La tranquilidad del municipio es uno de sus principales atractivos. La seguridad ha sido fortalecida gracias a la colaboración entre autoridades locales, fuerzas vivas, líderes comunitarios y el acompañamiento de las Fuerzas Armadas de Honduras, que en este territorio no solo velan por la integridad física de los ciudadanos y visitantes, sino que también trabajan de la mano con las comunidades en la protección del entorno natural y en el respeto a la cultura.

Su presencia ha sido clave para consolidar un clima de paz y confianza que permite que el turismo crezca sin temor ni barreras. Santa Fe también es un territorio de esperanza. A pesar de las dificultades históricas que ha enfrentado, la comunidad ha sabido organizarse para construir alternativas sostenibles.
Mujeres líderes gestionan proyectos de artesanía, jóvenes emprenden negocios turísticos y ancianos transmiten su sabiduría en los consejos comunales. Cada rincón del municipio cuenta una historia de dignidad, resistencia y orgullo, donde el desarrollo no ha significado renunciar a las raíces, sino volver a ellas con una mirada renovada.
Es en Santa Fe donde uno comprende que Honduras tiene destinos que no han sido alterados por la prisa ni por el exceso. Aquí, los amaneceres son silenciosos y los atardeceres llenos de canto. Aquí, el visitante no es un extranjero, sino un hermano que regresa a un hogar que tal vez nunca conoció, pero que siempre lo esperó. Aquí, el mar no solo baña la costa, también limpia el alma.
Desde el Periódico Digital de las Fuerzas Armadas de Honduras, extendemos una invitación a descubrir Santa Fe, no como un simple destino turístico, sino como un espacio de encuentro con lo mejor de nosotros mismos. Porque en su gente, en sus playas, en su cultura y en su historia, Santa Fe nos recuerda que la verdadera riqueza de nuestro país está en la diversidad de sus pueblos y en la fuerza de sus raíces.
















































































Comentarios