Los nuevos gigantes de la nube: ¿Amazon, Microsoft o Nvidia?
- Maynor Moncada Funez
- 19 jul
- 2 Min. de lectura
En la carrera por dominar el mercado global de servicios en la nube, tres nombres destacan por encima del resto: Amazon, Microsoft y, más recientemente, Nvidia. Mientras Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure mantienen el liderazgo en infraestructura y servicios empresariales, Nvidia ha irrumpido con fuerza gracias a su papel clave en el desarrollo de inteligencia artificial. Esta competencia está redefiniendo el equilibrio de poder tecnológico en 2025.
Amazon sigue siendo el líder en ingresos por servicios en la nube, con AWS operando más de un tercio de todos los servidores en la nube del mundo. Su ventaja histórica radica en su robustez, escalabilidad y una amplia cartera de clientes, que incluye desde startups hasta gobiernos. Sin embargo, enfrenta una creciente presión por parte de sus competidores más innovadores.

Microsoft ha ganado terreno con Azure al integrar su ecosistema de software incluyendo Office 365 y Teams con soluciones en la nube cada vez más personalizadas. Además, su apuesta por la inteligencia artificial, a través de su alianza con OpenAI, la posiciona estratégicamente para ofrecer servicios más inteligentes y adaptativos. Esto ha permitido un crecimiento más acelerado que el de AWS en varios mercados clave.
Nvidia, por su parte, no es un proveedor de nube tradicional, pero se ha convertido en un jugador esencial. Sus chips gráficos (GPUs) son la base de la mayoría de las infraestructuras de IA, y su plataforma Nvidia DGX Cloud permite a las empresas entrenar modelos de lenguaje avanzados sin necesidad de contar con infraestructura propia. Esto le ha abierto la puerta a alianzas estratégicas con Google Cloud y Oracle.
Finalmente, la nube ya no es solo almacenamiento: es procesamiento, inteligencia y escalabilidad en tiempo real. En este nuevo escenario, Nvidia podría convertirse en el “proveedor de proveedores”, mientras Amazon y Microsoft luchan por mantener su hegemonía. La pregunta ya no es quién domina la nube hoy, sino quién definirá su evolución en los próximos cinco años.
















































































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