Lunares: las huellas naturales del cuerpo y qué revelan sobre la piel
- Maynor Moncada Funez
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
Los lunares, conocidos médicamente como nevus, son pequeñas acumulaciones de células pigmentadas llamadas melanocitos, responsables de darle color a la piel. Estas manchas pueden variar en tamaño, forma y tonalidad, desde tonos rosados hasta marrones o casi negros. La mayoría de las personas tienen entre 10 y 40 lunares, los cuales suelen aparecer desde la infancia y pueden cambiar con el tiempo.

La aparición de los lunares está influenciada principalmente por la genética y la exposición al sol. Algunas personas nacen con una predisposición hereditaria que las hace más propensas a desarrollarlos, mientras que la radiación ultravioleta estimula la producción de melanina, favoreciendo su formación. En la adolescencia o durante el embarazo también pueden surgir nuevos lunares debido a los cambios hormonales.
Existen diferentes tipos de lunares según su apariencia y origen. Los lunares comunes son planos o ligeramente elevados, de color uniforme y forma redondeada. Los lunares congénitos, por su parte, están presentes desde el nacimiento y suelen requerir vigilancia médica por su potencial riesgo de transformación. Además, están los lunares atípicos o displásicos, que son irregulares, de bordes difusos y colores mezclados, lo que puede indicar un riesgo mayor de desarrollar melanoma.
Otro tipo son los lunares adquiridos, que aparecen con el paso de los años debido a la exposición solar o factores hormonales. También existen los lunares azules, que se forman en capas más profundas de la piel y tienen un tono azulado o grisáceo, y los nevus de Spitz, que suelen observarse en niños y adolescentes, de color rosado o rojizo.
Aunque la mayoría de los lunares son inofensivos, es importante vigilarlos de forma periódica. Los dermatólogos recomiendan aplicar la regla del “ABCDE”: Asimetría, bordes irregulares, color desigual, diámetro mayor a 6 milímetros y evolución en forma o tamaño. Cualquier cambio sospechoso debe ser evaluado por un especialista, ya que podría ser un signo temprano de cáncer de piel.
Los lunares son una parte natural y única del cuerpo humano, reflejo de la genética, la exposición solar y el paso del tiempo. Identificarlos y conocer sus características ayuda a mantener una piel saludable y prevenir enfermedades. La observación y el cuidado responsable son las mejores herramientas para proteger la salud dermatológica.
















































































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