Histórico reencuentro espiritual entre el Rey Carlos III y el Papa León XIV
- Maynor Moncada Funez
- 23 oct
- 2 Min. de lectura
El Rey del Reino Unido, Carlos III, y el Papa León XIV protagonizaron un hecho sin precedentes al participar juntos en una oración ecuménica en la Capilla Sixtina, en el Vaticano. Este encuentro marca la primera vez en casi 500 años que un monarca británico y el Sumo Pontífice elevan una plegaria conjunta desde el cisma provocado por Enrique VIII en 1534, cuando Inglaterra rompió sus vínculos con la Iglesia Católica.

Durante la ceremonia, que contó con la presencia de la Reina Camila, representantes de la Iglesia Anglicana y del Vaticano, así como coros de ambas confesiones, se interpretaron himnos en latín e inglés, y se leyeron pasajes bíblicos alusivos a la unidad y la reconciliación. El evento fue catalogado por medios internacionales como un gesto histórico de acercamiento entre ambas iglesias, tras siglos de división religiosa y política.

El Papa León XIV destacó en su mensaje que la oración conjunta simboliza “la esperanza de un camino común basado en el respeto, la fe y la paz”, mientras que Carlos III expresó su compromiso de seguir fortaleciendo el diálogo entre las confesiones cristianas. Ambos líderes coincidieron en la importancia de trabajar unidos en causas universales como la protección del medio ambiente, la paz mundial y la defensa de los valores humanos.

Analistas consideran que este acto representa un avance significativo en las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y la Santa Sede, al tiempo que refuerza el papel del monarca británico como promotor de la tolerancia y la cooperación interreligiosa. No obstante, algunos sectores protestantes manifestaron reservas, al considerar que el gesto podría interpretarse como un cambio en el tradicional rol anglicano del soberano.
Con este acontecimiento, el Vaticano y la monarquía británica cierran simbólicamente un ciclo de separación que se extendió por casi medio milenio. El rezo conjunto entre el Rey Carlos III y el Papa León XIV pasará a la historia como un gesto de unidad espiritual y diplomática, recordando al mundo que los lazos de fe y humanidad pueden trascender las diferencias históricas.
















































































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