China y EE.UU. implementan nuevos acuerdos para reducir tensiones comerciales

China puso en marcha este lunes una serie de acuerdos alcanzados con Estados Unidos (EE.UU.) diseñados para mitigar las crecientes tensiones comerciales y afianzar la cooperación bilateral en materia de seguridad.

Las medidas buscan dar cumplimiento a los compromisos asumidos previamente por los presidentes Xi Jinping y Donald Trump en la ciudad surcoreana de Busan.

Entre las acciones clave se encuentran la suspensión de tasas portuarias, una significativa reducción de aranceles y la implementación de un control más riguroso sobre los precursores del fentanilo, marcando un paso positivo hacia la estabilización de las relaciones económicas.

En el ámbito comercial, el acuerdo detalla concesiones mutuas en materia arancelaria. Durante el próximo año, China mantendrá un gravamen adicional del 10 % sobre ciertos productos estadounidenses, mientras que Washington se compromete a reducir sus aranceles medios del 57 % al 47 %. Además de estos ajustes, las naciones reanudarán el comercio agrícola bilateral y eliminarán cargas específicas que previamente habían encarecido el transporte marítimo.

Como parte de lo pactado, Washington retirará las investigaciones abiertas contra los sectores naval y logístico de China, y Beijing prolongará por doce meses la moratoria sobre los denominados "aranceles recíprocos".

Un componente crucial del entendimiento es el fortalecimiento de la lucha conjunta contra las drogas sintéticas. La nación asiática aplicará controles más estrictos a la exportación de sustancias químicas utilizadas en la producción de opioides.

El Ministerio de Comercio chino estableció que Estados Unidos, México y Canadá deberán tramitar licencias previas para recibir trece compuestos químicos específicos.

Esta medida está orientada a impedir el desvío de estas sustancias hacia fines ilícitos y busca reforzar significativamente la cooperación internacional en materia antidrogas.

En su conjunto, la implementación de estos acuerdos representa un esfuerzo concertado para construir un marco de relación más estable, abordando tanto las fricciones económicas como los desafíos de seguridad transnacionales.