Panamá apunta a un Mundial histórico y deja atrás el fantasma de 2018

La Selección de Panamá llega al Mundial 2026 con un objetivo claro demostrar que su clasificación no es casualidad y que el país ha evolucionado futbolísticamente tras la dura experiencia vivida en Rusia 2018.

Aquella primera participación mundialista dejó aprendizajes profundos, marcados por goleadas y un rendimiento que no alcanzó las expectativas. Siete años después, el equipo canalero busca transformar esa sombra en un impulso.

El técnico Thomas Christiansen ha sido clave en esta nueva versión de Panamá. Bajo su dirección, el equipo ha mostrado un estilo más ordenado, competitivo y atrevido, destacándose en torneos como la Copa Oro y la Liga de Naciones. Los procesos juveniles, sumados a un grupo de jugadores con mayor experiencia internacional, han fortalecido la estructura del combinado nacional.

De cara a 2026, Panamá quiere llegar no solo como un participante más, sino como un rival capaz de sorprender.

La ampliación del formato mundialista abre oportunidades, pero también incrementa la exigencia. La selección trabaja en fortalecer su defensa, mejorar la efectividad en ataque y consolidar una identidad que le permita competir de tú a tú contra selecciones de mayor tradición.

Los futbolistas panameños reconocen que el recuerdo de 2018 sigue presente, pero lo utilizan como motivación. Para muchos, esta es la oportunidad de reivindicarse y demostrar que Panamá no está para simples apariciones, sino para competir con carácter y ambición en el escenario más grande del fútbol.

Con una afición apasionada y un proyecto deportivo más maduro, Panamá se prepara para escribir un nuevo capítulo en 2026. El reto es grande, pero el compromiso es aún mayor: dejar huella y mostrar que el fútbol panameño ha dado un salto definitivo hacia la élite.