Obrey Stanley: El corazón invencible de Roatán
- Maynor Moncada Funez
- 18 sept
- 2 Min. de lectura
En la isla de Roatán, donde el mar abraza cada rincón con su azul profundo, late la historia de un joven que ha convertido sus limitaciones en alas. Su nombre es Obrey Stanley, estudiante del Centro de Educación Básica Rubén Barahona, y su vida es un testimonio de que los sueños no conocen fronteras cuando el corazón decide luchar.

A pesar de vivir con una discapacidad, Obrey ha encontrado en el baloncesto una razón para crecer y una plataforma para demostrar que la verdadera fuerza nace del interior. Cada vez que toma el balón entre sus manos, deja de ser un niño limitado por las circunstancias y se convierte en un guerrero que enfrenta la cancha con la determinación de quien sabe que nada lo detendrá.

Pero su historia va más allá del deporte. Obrey nos enseña que el triunfo no se mide únicamente en puntos, canastas o victorias, sino en el coraje de levantarse cada mañana para intentarlo de nuevo. Nos recuerda que la vida siempre pondrá pruebas difíciles, pero que el verdadero espíritu está en enfrentarlas con fe, entrega y pasión.

Ni los entrenamientos intensos, ni las caídas, ni el cansancio han logrado doblegarlo. Al contrario, han forjado en él un carácter indomable que inspira a compañeros, maestros y a todos los que lo ven jugar. Su sonrisa en medio del esfuerzo refleja a una juventud que no se rinde, que abraza los desafíos con la certeza de que cada paso lo acerca más a sus metas.
Hoy, el nombre de Obrey Stanley resuena en Roatán como sinónimo de esperanza y valentía. Él nos demuestra que las limitaciones solo existen si uno se permite creer en ellas. Con un balón en las manos y el corazón en alto, este joven atleta sigue escribiendo una historia que conmueve y motiva: la de un campeón que ya ha ganado el partido más importante, el de la vida.

















































































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