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La lengua, un músculo con gran poder

  • Foto del escritor: Maynor Moncada Funez
    Maynor Moncada Funez
  • 7 oct
  • 2 Min. de lectura

Aunque suele pasar desapercibida, la lengua humana es una de las maravillas más sorprendentes del cuerpo.


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Este órgano, que utilizamos a diario para hablar, saborear y tragar, está formado por dieciséis músculos individuales que trabajan de manera coordinada como si fueran uno solo. Gracias a esa compleja estructura, puede moverse con precisión, fuerza y agilidad inigualables.


Lo fascinante es que, a diferencia de otros músculos del cuerpo, la lengua no se apoya en ningún hueso para realizar sus movimientos. Está compuesta por fibras que se entrelazan en distintas direcciones, lo que le permite adoptar formas tan variadas como doblarse, enrollarse o aplanarse. Esa flexibilidad la convierte en una herramienta indispensable para la comunicación y la alimentación.


Cada uno de los músculos que conforman la lengua cumple una función específica: algunos se encargan de darle forma, otros de moverla hacia adelante o hacia atrás, y otros de permitirle tocar diferentes puntos de la boca para articular sonidos.


Sin ese conjunto perfectamente sincronizado, pronunciar palabras o saborear los alimentos sería imposible.


Además, la lengua es uno de los órganos más fuertes en proporción a su tamaño. Puede ejercer una sorprendente presión al empujar o mantener alimentos en su lugar durante la masticación. Y aunque parece pequeña, nunca se fatiga del todo, pues sus músculos trabajan de forma alternada, descansando unos mientras otros se activan.


Otro aspecto curioso es que, al ser tan flexible, ninguna lengua es igual a otra. Su forma, tamaño, color y hasta las huellas microscópicas que posee son únicas en cada persona, al punto que podrían funcionar como una “huella dactilar” bucal. Por eso, algunos estudios la consideran una posible herramienta de identificación en el futuro.


La próxima vez que pronuncies una palabra o disfrutes un bocado, recuerda que estás usando uno de los sistemas más complejos y precisos del cuerpo humano. Dieciséis músculos invisibles que, en armonía perfecta, nos permiten expresarnos, disfrutar sabores y conectar con el mundo. La lengua, pequeña pero poderosa, es una auténtica joya de ingeniería natural.

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